lunes, marzo 05, 2007

Declaración de principios Socialismo Democrático

Partido Revolucionario Dominicano

Seleccionado para publicación por Modesto Reynoso
Subsecretario de relaciones internacionales del PRD


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Declaración de Principios

Adoptada por el XVIII Congreso, Estocolmo, junio de 1989

I. El cambio global y las perspectivas del futuro

1. La idea del socialismo se ha arraigado en la imaginación de personas de todo el mundo, ha impulsado con éxito movimientos políticos, ha mejorado decisivamente las vidas de los trabajadores y ha contribuído a configurar el siglo XX.

Sin embargo, la justificada satisfacción ante la realización de muchos de nuestros objetivos no debe impedirnos reconocer con claridad los peligros y problemas del presente. Sabemos que tenemos por delante tareas fundamentales que sólo podremos resolver mediante el trabajo en común, pues el que la humanidad sobreviva es algo que depende cada vez más del esfuerzo conjunto de hombres y mujeres de todo el mundo.

2. Los cambios económicos, tecnológicos, políticos y sociales que estamos viviendo representan una verdadera transformación de nuestro mundo. La cuestión fundamental que ahora se plantea no es si va a haber o no un cambio en el planeta en los años venideros, sino quién lo va a dirigir y cómo. La respuesta socialista es terminante. Corresponde al pueblo en todo el mundo ejercer dicho control, mediante una democracia más avanzada en todas las esferas de la vida: la política, la social y la económica. La democracia política es para los socialistas el marco indispensable y la condición previa para la ampliación de los derechos y de las libertades en los demás ámbitos de la sociedad.

3. Todos los pueblos del planeta deben participar en el proceso de cambiar nuestras sociedades y ofrecer nuevas esperanzas a la humanidad. La Internacional Socialista hace un llamamiento a todos los hombres y mujeres comprometidos en la causa de la paz y el progreso para trabajar juntos de forma que esas esperanzas se hagan realidad.

4. El reto del cambio global abre posibilidades enormes:

- La internacionalización de la economía y el acceso generalizado a fuentes de información y nuevas tecnologías, si se someten a un control democrático, pueden sentar las bases de una sociedad mundial más dispuesta a la cooperación. Es evidente que la unidad de la familia humana ha dejado de ser un sueño utópico y es cada vez más una necesidad práctica.

- La revolución tecnológica puede y debe ser una oportunidad para conservar el medio ambiente, crear nuevo empleo y liberar a las personas de largas horas de trabajo rutinario, en vez de ser una causa inexorable de inactividad involuntaria.

- Con unas estructuras democráticas adecuadas y humanas la libertad, la igualdad, la seguridad y la prosperidad pueden lograrse en el marco de una sociedad mundial democrática.

5. Muchas tendencias actuales dan lugar también a amenazas sin precedentes:

- La proliferación de las tecnologías de destrucción crea un precario equilibrio del terror sin que existan garantías adecuadas de seguridad para la humanidad.

- Las condiciones físicas de la vida en el planeta corren peligro debido al crecimiento urbano e industrial incontrolado, a la degradación de la biosfera y a la explotación irracional de los recursos vitales.

- El hambre, la escasez y la muerte amenazan a regiones y comunidades enteras en los países del Sur, pese a que el mundo cuenta con los medios naturales y técnicos para procurarse el sustento.

6. Esta transformación de las estructuras sociales y económicas es, cuando menos, tan decisiva y de tanto alcance como la transición desde el laissez-faire al capitalismo monopolista y el colonialismo en los años que precedieron la primera guerra mundial. Los grandes costes sociales de estas transformaciones -el desempleo, el deterioro regional, la destrucción de la vida comunitaria- han recaído por lo general sobre los trabajadores y los más desposeídos.

7. El proceso acelerado de internacionalización e interdependencia en la economía mundial ha originado contradicciones entre las instituciones políticas, sociales y nacionales. Este desfase creciente entre una economía internacionalizada y unas estructuras políticas internacionales inadecuadas ha contribuído a la pobreza y al subdesarrollo del Sur, así como a la extensión del paro y de nuevas formas de pobreza en zonas del Norte.

8. Se han producido progresos reales desde la Segunda Guerra Mundial en áreas vitales como la descolonización, la expansión del Estado de bienestar y, más recientemente, el desarme, donde se han dado unos primeros pasos prometedores. Ahora bien, las viejas injusticias siguen existiendo. Sigue habiendo violaciones de los derechos humanos, discriminaciones por la raza y el sexo, y, para la mayoría de las personas, la clase y la región en las que nacieron siguen determinando sus oportunidades de vida.

9. Ante cuestiones tan cruciales, la Internacional Socialista reafirma sus principios fundamentales. Su compromiso sigue siendo la democratización de las estructuras del poder económico, social y político a escala mundial. Los principios y compromisos políticos que el socialismo siempre ha mantenido deben llevarse adelante en un mundo que ha cambiado sustancialmente desde la Declaración de Francfurt de 1951.

10. La Internacional Socialista se fundó hace cien años para coordinar la lucha mundial de los movimientos socialistas democráticos por la justicia social, la dignidad humana y la democracia. En ella se reunieron partidos y organizaciones de tradiciones diferentes, que compartían el objetivo común del socialismo democrático. A lo largo de su historia, los partidos socialistas, socialdemócratas y laboristas han defendido los mismos valores y principios.

11. En la actualidad, la Internacional Socialista combina su lucha tradicional por la libertad, la justicia y la solidaridad con un profundo compromiso por la paz, la protección del medio ambiente y el desarrollo del Sur. Todas estas cuestiones exigen soluciones comunes. Con este fin, la Internacional Socialista busca el apoyo de todos aquellos que comparten sus valores y su compromiso.

II. Los principios

Libertad, justicia y solidaridad

12. El socialismo democrático es un movimiento internacional por la libertad, la justicia social y la solidaridad. Su meta es un mundo en paz, en el que puedan realizarse estos valores fundamentales, en el que cada individuo pueda vivir una vida plena desarrollando su personalidad y sus capacidades, y en el que los derechos humanos y civiles estén amparados en el marco de una sociedad democrática.

13. La libertad es el resultado de esfuerzos individuales y colectivos que configuran de manera complementaria un mismo y único proceso. Todos los seres humanos tienen derecho a ser libres y a contar con las mejores oportunidades posibles para alcanzar sus metas y realizar sus capacidades. Pero esto sólo es posible si la humanidad entera triunfa en la lucha inmemorial por ser dueña de su historia y por asegurar que ninguna persona, clase, sexo, religión o raza se sirva de otra.

14. La justicia y la igualdad. La justicia es el fin de toda discriminación contra los individuos, la igualdad de derechos y oportunidades. Exige que las desigualdades sociales, mentales o físicas se vean compensadas, y que nadie dependa ni de los propietarios de los medios de producción ni de quienes poseen el poder político.

La igualdad es la expresión del valor idéntico de todos los seres humanos y la condición previa para el libre desarrollo de la personalidad humana. Una básica igualdad económica, social y cultural es la condición imprescindible para la diversidad individual y el progreso social.

La libertad y la igualdad no son contradictorias. La igualdad es la condición para el desarrollo de la personalidad individual. La igualdad y la libertad personal son indivisibles.

15. La solidaridad es general y universal. Se trata de la manifestación práctica de una humanidad común, de un sentimiento de identificación con las víctimas de la injusticia que las más importantes tradiciones humanistas acertadamente recomiendan y subrayan. La actual interdependencia mundial, sin precedentes en la historia, realza aún más el valor de la solidaridad, que se ha convertido en un imperativo para que la especie humana sobreviva.

16. Los socialistas democráticos atribuyen la misma importancia a estos tres principios fundamentales, libertad, igualdad y solidaridad, que son interdependientes. Cada uno de ellos es un requisito previo para los otros dos. Los conservadores y liberales, por el contrario, ponen de relieve la libertad individual a costa de la justicia y la solidaridad, y el comunismo pretendía lograr la igualdad y la solidaridad, a costa de la libertad.

Por favor haga clic en el siguiente vínculo para leer el manifiesto completo

http://www.socialistinternational.org/4Principles/dofpspa2.html#Principos

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