.Nueva York. (Atanay.Com).- Hay una costumbre diseminada en no pocos políticos dominicanos, de estar invocando el pensamiento, los triunfos o el caracter de políticos mayores que ya han pasado al otro lado de la vida.
Ellos escogen los nombres de aquellos señores, para que sus seguidores los perciban como extensiones de aquellas vidas ilustres, porque parecen sentirse con poco caudal personal y político, para convencer a sus gentes.
Y cuando se refieren a los adversarios, buscan los mayores defectos, reales o imaginarios, para echárselos en cara, y de inmediato citan y comparan actitudes y afirmaciones de cualesquiera de los tres principales líderes desaparecidos en los últimos años.
Joaquín Balaguer, Juan Bosch y José Francisco Peña Gómez, como líderes de masas, cumplieron la tarea que se impusieron ellos mismos, con ayuda de las circunstancias. Cometieron errores, cosecharon triunfos; sentaron cátedras. Y sobre todo, señalaron pautas que sirvirán de orientación y reflexión a las generaciones que les están sucediendo.
Ninguno de esos señores fue soberanamente bueno, ni soberanamente malo. Fueron todos ellos humanos que escogieron la política como profesión. Ninguno de ellos "estudio" política en el orden académico, sino que, de sus distintas profesiones originales, se fueron desligando, y atándose luego al juego-trabajo de la política.
Y se sabe que la política es un ejercicio de conveniencias de momento, para obtener las metas que se pretenden alcanzar. La última demostración fue el acuerdo al que llegaron Juan Bosch y Joaquín Balaguer, para firmar el "Pacto Patriótico" mediante el cual el doctor Leonel Fernández llegó a la Presidencia de la República.
Balaguer y Bosch, aparentemente, en lo político, estaban en puntos totalmente opuestos; eran antípodas.
Uno era declarado marxista; el otro reputado como de extrema derecha; pero a manera de cátedra política se dio el fenómeno, en una de las visitas que hizo a Santo Domingo el dictador cubano Fidel Castro, de que éste, arquetipo del liderazgo de extrema izquierda, elogió a Balaguer, quien había sido señalado por los mismos seguidores de Castro, como persona de extrema derecha, obediente a ciegas de lo que dijeran los gobernantes de turno de Estados Unidos.
Y Balaguer dijo otro tanto.
Y todos quedaron contentos y felices.
Así se olvidaron años de luchas, de insultos, de achaques de muertes y persecuciones.
Todos esos viejos líderes dieron de sí cuanto tenían; lo que pudieron dar. Y ya han dejado de ser en esta dimensión. Y surgen nuevos talentos, nuevas fuerzas, jóvenes, robustas y llenas de optimismo, con miras a hacer mejor el trabajo en el orden político y social, en bien de sus conciudadanos.
En estos ajetreos, quizás sea de conveniencia, para fines de análisis y reflexión, darle una miradita al trayecto político que, hasta ahora, ha recorrido el doctor Leonel Fernández. Porque es innegable que él, como profesor universitario que es, de alguna manera ha dado cátedra de política.
Fernández, con su esfuerzo y talento, ha creado su propio liderazgo político. Juan Bosch y Joaquín Balaguer le sirvieron en determinados momentos para avenzar en la carrera política. Pero la meteria prima la tenía ya el abogado de Villa Juana.
Por eso muchos se preguntan ahora si Leonel Fernández es discípulo de Juan Bosch, o de Joaquín
Meditación
Para la meditación de hoy: Hay de todo en ti; no eres un ventorrillo, sino un supermercado de ideas e inspiraciones que laten en tu coleto; a veces son tan fuertes e intensas, que te hacen creer que son disparates. Y por eso no sigues muchos de los impulsos que salen de tu mente. Eres un centro de energía cósmica puedes canalizar y moldear esa energía, a tu antojo, para lograr tus propósitos. Por eso es que los Escritos dicen que eres copia de Papá Dios.
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