jueves, marzo 29, 2007

El PLD enfrenta la crisis interna más profunda de toda su historia

CONFRONTACIÓN LEONEL Y DANILO PODRÍA AMENAZAR PERMANENCIA DE PELEDEÍSTAS EN EL PODER

Del Listín Diario, Matutino Dominicano
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SANTO DOMINGO.-
El gobernante Partido de la Liberación Dominicana (PLD) enfrenta en estos momentos la más profunda crisis interna desde su fundación en 1973, debido a la confrontación que mantienen los defensores de la reelección del presidente Leonel Fernández y el precandidato presidencial Danilo Medina, dos figuras a las que se les atribuye por igual el control de las estructuras de la organización. La lucha entre Fernández y Medina ha cobrado tanta dimensión que llevó a los analistas políticos a calificarla como un “choque de trenes”, que podría amenazar la permanencia del PLD en la presidencia de la República más allá de las elecciones del próximo año.

El nuevo fenómeno se produce a seis años de la muerte de su fundador y líder Juan Bosch, quien desde 1978 tuvo que sofocar con manos férreas varias rebeliones internas que tenían características menos traumáticas que la actual.

Bosch, tras abandonar el Partido Revolucionario Dominicano (PRD) junto a un puñado de dirigentes, fundó de manera oficial el PLD el 15 de diciembre de 1973 con la celebración del Congreso Constitutivo Juan Pablo Duarte, donde trazó la táctica y estrategia de la organización, cuyos lineamientos fundamentales dejaron establecido el compromiso de completar en el país la obra patriótica de los Trinitarios y los Restauradores. O lo que es lo mismo, luchar por la independencia definitiva de la patria, lo cual en esa época constituía la vanguardia en la lucha de los pueblos.

Fue así que el PLD incorporó como símbolo a su bandera de color morado la estrella amarilla del Movimiento Nacional de Liberación del Vietnam de Ho Chi Ming.

Estalla primera crisis
La primera gran crisis interna la enfrentó el PLD tras el triunfo del PRD en 1978, con Antonio Guzmán como candidato, al desatarse una ola de exigencias de cambios de los métodos de trabajo y funcionamiento de los organismos, que en los casos de los comités intermedios Francisco Alberto Caamaño y Rafael Fernández Domínguez se tornaron violentos y de ataques físicos. Esta situación se agravó con el desorden existente alrededor de la venta del periódico Vanguardia del Pueblo, cuyos responsables no saldaban las deudas correspondientes y llevaron el órgano a un callejón sin salida.

Debido a la magnitud de la situación Bosch se vio precisado a solicitar al Comité Político poderes para dirigir los trabajos del partido hasta que se celebrara el Primer Congreso, convocando previamente la Conferencia Ho Chi Ming los días 12 y 13 de agosto, para debatir y corregir las debilidades estructurales. El Primer Congreso inició en noviembre de 1978, adoptando el nombre de Narpier Díaz González y la consigna: “Que las bases decidan”.

Esta crisis postelectoral provocó que un grupo de dirigentes encabezados por Antonio Abreu, que había pasado al PLD con el mismo rango de secretario general que ostentaba en el PRD cuando se produjo la división; Rafael Alburquerque, Temístocles Montás y Manuel Ramón Taveras, a quienes un sector dirigido por Amiro Cordero Saleta acusó directamente de desviación ideológica de derecha y otras travesuras. Finalmente Tonito Abreu se vio compelido a renunciar junto a un puñado de dirigentes que formaron el partido Unidad Democrática (UD).

Otra convulsión
La segunda gran crisis por la que atravesó el partido morado fue precedida por la victoria electoral del PRD (Salvador Jorge Blanco) en 1982, cuando Bosch, acompañado por Rafael Alburquerque, participó como candidato y una vez conocida la convincente victoria perredeísta, tuvo que enfrascarse en una serie de explicaciones a sus militantes del papel jugado por su partido en ese proceso y de cómo se ganaba perdiendo, así como la versión puesta a correr por los perredeístas de que se había aliado a Joaquín Balaguer.

La convulsión interna no se hizo esperar y Bosch impotente presentó su renuncia como presidente del PLD, fortaleciendo su decisión en el famoso artículo: “Miembro y nada más”. En medio de este incierto panorama llegó el Segundo Congreso iniciado los días 8 y 9 de enero de 1983, donde las bases rechazaron abrumadoramente la petición de su líder y ratificó el apoyo a los métodos de trabajo y la disciplina interna, pero el proceso degeneró en la expulsión de Alburquerque y otro grupo de dirigentes, así como la elección de Lidio Cadet como nuevo secretario general en 1984. Para agosto de 1985 el Congreso Elector seleccionó a Bosch por tercera ocasión consecutiva como candidato presidencial y como su acompañante en la boleta a José Joaquín Bidó Medina. En 1986 volvió a ser derrotado pero esta vez por Balaguer y las novedades del Tercer Congreso Jaime Vargas no tuvieron mayor trascendencia.

Desobediencia civil
Las contradicciones internas en el PLD resurgieron cuando Bosch llevó a José Francisco Hernández como acompañante y fue derrotado en las elecciones de 1990, tras lo cual llamó a la desobediencia civil y desconoció los resultados ofrecidos por la Junta Central Electoral en favor de Balaguer.

Al estallar la nueva crisis postelectoral fue necesario convocar a un plebiscito en marzo de 1991, previo a la celebración del Cuarto Congreso en honor a Félix Servio Docoudray y Miguel Soto.

En ese plebiscito las bases peledeístas, no obstante, volvieron a otorgar apoyo total a Bosch, quien se presentó nuevamente como candidato por quinta y última vez en las elecciones de 1994, llevando como su compañaero de boleta a Leonel Fernández. Estos comicios degeneraron en una profunda crisis cuando José Francisco Peña Gómez, candidato del PRD, desconoció los resultados electorales en favor de Balaguer. Fue entonces cuando el Quinto Congreso Enmanuel Espinal, celebrado entre el 8 de octubre de 1994 y marzo de 1995, designó a Bosch como presidente ad vitam del PLD.

Nueva crisis
El PLD, que ganó sorpresivamente las elecciones de 1996 al PRD y Peña Gómez, después de 23 años de oposición, llevando a Fernández como candidato, perdió dos años después las congresionales y municipales de su archirrival PRD, a raíz de lo cual asomó nuevamente el fantasma de la crisis interna, al surgir dos sectores claramente definidos: uno que propugnaba por la celebración a finales de 1999 del Sexto Congreso para analizar las causas de la derrota y renovar la directiva, encabezado por Franklin Almeyda, José Tomás Pérez y Reynaldo Pared Pérez, y otro con evidente mayoría que favorecía su aplazamiento hasta después de las presidenciales del 2000, entre los que se inscribían los oficialistas.

En esas circunstancias el partido gobernante decidió convocar un plebiscito para consultar de manera directa a las bases, las cuales decidieron posponer el congreso para finales del 2000. En ese escenario de profundas diferencias el secretario general José Tomás Pérez y la coordinadora de la Comisión Nacional Electoral, Alejandrina Germán, tuvieron que advertir que la organización requería volver a sus métodos de disciplina, su mística y estructura, porque habían sido afectadas por el proceso de primarias.

Últimas escaramuzas
Mientras tanto, otra confrontación surgió a partir del 27 de julio de 1999 cuando el entonces secretario de la Presidencia, Danilo Medina, fue seleccionado como candidato presidencial al derrotar con 860 votos (52.5% de los 1,899 organismos registrados) a Jaime David Fernández Mirabal, 642 votos (39.2%). Se recuerda que Felucho Jiménez se retiró cinco días antes. Este poceso se realizó en medio de denuncias de irregularidades de los seguidores de Fernández Mirabal, como corromper las bases utilizando malas artes, como regalos adquiridos con recursos del Estado, designación en puestos de trabajo, abultamiento de nóminas, secuestro de militantes, uso de palabras hirientes y de que permeó la estructura con grupos políticos marginales que lo apoyaban, todo lo cual estaba prohibido por los estatutos. Pero más aún, que sus seguidores eran la antítesis del boschismo y la reencarnación del balaguerismo. El ambiente de malestar saltaba a la vista.

Votaciones
El PLD participó por primera vez en las elecciones presidenciales en 1978 y obtuvo 18,375 votos; en 1982 el total de sufragios fue de 179,849; en 1986 la votación fue de 387,881 sufragios; en 1990, cuando Bosch estuvo a punto de lograr la victoria, fue favorecido con 653,278 votos, mientras que en 1994 volvió a descender a 395,653 votos.

En 1996 el PLD con Fernández como candidato fue favorecido con 1,130,523 votos en la primera vuelta, y 1,466,382 sufragios en la segunda vuelta aliado al PRSC, llegando al poder. En 1998, para las congresionales y municipales volvió a descender obteniendo 352,240 votos, para cuatro senadores, de 30 posibles; 49 de 150 diputados y 13 de 115 síndicos.

En el 2000 el PLD y Danilo Medina como candidato sólo logró 753,340 votos perdiendo el poder; en el 2002 volvió a perder, pero en el 2004 con Fernández como candidato alcanzó su mayor votación con 2,063,871 sufragios, y en el 2006 logra dominar el congreso por primera vez.

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