John McCain parte como favorito frente a Mitt Romney en el «supermartes», donde 21 estados elegirán al 41% de los delegados a la convención presidencial republicana. En los 22 estados, que votarán el 52% de los delegados demócratas, hay por ahora empate técnico entre Hillary Rodham Clinton y Barack Obama.
Las últimas encuestas nacionales vaticinan cuatro puntos más a Clinton, un 47% frente al 43% de Obama, esos cuatro puntos son exactamente el margen de error de los sondeos, por lo que nadie da por hecha la ventaja de la ex primera dama.
Salvo, quizá, su rival más directo. La campaña de Obama da últimamente una de cal y otra de arena, una de triunfalismo electoral y otra de nerviosismo. A la foto de Ted Kennedy apoyándole y de Carolina Kennedy llamándole «un presidente como mi padre» -el mítico JFK-, siguió la foto en el Senado donde Obama mira con innegable inquina a una Hillary que ni le ve, pues la mirada de ella se dirige al frente. A pesar de la retirada del tercero en discordia, John Edwards, Obama crece y crece pero no acaba de cuajar ni de batir a Clinton, que resiste todos los embates y retiene formidables reservas de voto trabajador e hispano.
Cualquier voto vale
Con el sistema republicano de elección de delegados en cada Estado, se lo lleva todo el ganador, así sea por un voto. Pero los demócratas aplican el reparto proporcional, con lo que no hay territorio insignificante ni guijarro que no merezca la pena remover. Significativamente, Clinton concentra sus últimos esfuerzos antes del «supermartes» en 12 de los 22 estados que votan delegados demócratas, mientras que Obama se está gastando una fortuna en poner anuncios televisivos en todos y cada uno de ellos. En otro momento esto podría interpretarse como exceso de seguridad, incluso de arrogancia por parte de Clinton. Pero ya hace mucho que la ex primera dama no actúa como la opción inevitable. Por ello, la concentración de sus esfuerzos, comparada con la dispersión de los de Obama, sugiere que este último es consciente de que su figura suscita mucha más expectación que confianza. Aunque es posible que el «supermartes» mantenga el empate y no decida nada, a Obama le urge alejar el peligro de que su candidatura vaya a pincharse como un globo, como un espejismo frente a la tozuda realidad de Hillary.
Significativo vídeo
Otro indicio es la aparición en la Red del segundo vídeo de marketing viral a favor de Obama, titulado «Super Obama Girl». En el primer vídeo que apareció, una atractiva moza cantaba y se contoneaba, proclamando su flechazo con Obama.
Era un vídeo tan fresco y tan tierno que podía llegar a parecer hecho por cualquier fan de Obama que lo hubiera colgado en «YouTube». El segundo vídeo mantiene la estética casera, pero ya no engaña a nadie. La atractiva y normal señorita que cualquiera puede tener de vecina, se ha convertido en una espectacular superheroína que vuela puño en alto llevando al cielo a Obama, mientras Hillary intenta ascender a lomos de su marido, Bill Clinton. Hasta que la Super Obama Girl la devuelve al suelo de un buen tortazo. Muy pedagógico.
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