sábado, febrero 16, 2008

Degradación de Leonel asombra al pueblo

Por Fernando A. De León -CDP-NY-

Deprimente, insultante, aniquilador entorpecedor, aterrador e intimidante con perspectivas que presentan visos de una solapada intención de perpetuarse en el poder a modo totalitarista; es lo absurdo del enarbolamiento del "balaguerismo histórico", exhibido recientemente por el presidente Leonel Fernández Reyna.La destemplada postura del mandatario, junto a “gambusinos” o “bucaneros” del Partido Reformista Social Cristiano (PRSC), más que la doblez natural en busca de adeptos coyunturales para su reelección, sobrepasa la genuflexión y la humillación para caer de bruces en una pose de degradación total.

¿Es realmente Fernández Reyna un impostor que otrora ingresó a las filas revolucionarias, para burlar como un Pinocho moderno que es, al indefenso pueblo dominicano?

¿Los arribistas personeros que hoy se afincan en su poder, siempre fueron sus velados acólitos?

¿Es este hombre un auténtico paradigma, de la revolucionaria y gloriosa barriada de Villa Juana?

¿Alguna vez estuvo este hombre correspondiéndose con el ideario del profesor Juan Bosch?

¿Se correspondía este hombre con la verticalidad política del que conocimos en nuestros años de estudios universitarios y en el ejercicio del periodismo, que era un férreo opositor al funesto gobierno de Joaquín Balaguer?

¿Es posible, políticamente exhibir tanta adyección y degradación para buscar un apoyo reeleccionista?

¿Para asumir esa pose política hay que incurrir en el odioso extremismo de irreverencia al profesor Bosch?

¿Es Fernández Reyna un ser tan histriónico y oscuro políticamente, que se coloca como la máxima representación de la antitesis de su mentor político?

Creemos -sin ser peerredeísta necesariamente- que ninguno de esos perros viralatas y realengos; es capaz de asumir tan indigna postura, en busca de repetirse en el gobierno.

Si la mayoría del electorado dominicano elige nueva vez al indigno representante del peeledeismo, habría que declararse finalmente en un convencido objetor de conciencia de la política dominicana. Habría que exorcizar la dominicanidad.

En oráculo político, aunque resulte una quimera, habría que convocar a las fuerzas izquierdistas dominicanas del más allá para enfrentar al que pretende ser el alter ego del siniestro Joaquín Balaguer.

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