Del Listín Diario, Matutino Dominicano
Víctor O. Gómez Casanova -
El PLD cuenta con 22 senadores. Charlie Mariotti era el preferido de 14 de ellos para ser el vocero en la cámara alta pero el Presidente de la República no lo quería para ocupar tal posición. Razones: es leal a Danilo Medina, es controversial, irreverente, guapo, no le teme al poder ejecutivo, no tiene pelos en la lengua, tiene luz propia, siente que no le debe su Senaduría al Presidente de su partido sino a su pueblo de Monte Plata.
Parece que en el PLD esas actitudes pagan un precio alto. A Elías Serulle le pasó lo mismo en la Cámara de Diputados, donde aunque Danilo Medina logró imponer a Alejandro Montás, que es uno de sus seguidores, al actual vocero se le impidió la reelección. Es mejor ser sumiso que aguerrido. Tolerante que osado. Humilde que valiente. Hay que hacerse el tonto o por lo menos aparentarlo. Parece que en el PLD la sinceridad no cabe. El disentir no está permitido.
Ayer advertíamos en el Gobierno de la Mañana que las presiones para que Abel Martínez renunciara a sus aspiraciones a favor de Montás serían pasadas como una factura contra Mariotti para que éste declinara a favor del actual vocero de los senadores del PLD, hombre decente y ecuánime, Francis Vargas de Puerto Plata.
Sin embargo Mariotti no cedió a favor de Vargas. Dijo estar dispuesto a ceder pero con la condición de que no fuera Vargas el vocero, quien era el favorito del Mandatario y quien estuvo abiertamente a favor de la reelección en la pasada contienda interna del PLD, y entonces propuso a Diego Aquino, senador de Baoruco y éste obtuvo 14 votos contra 7 del representante de la novia del Atlántico.
El Presidente y Candidato vuelve a imponerse a lo interno de su partido, pero a que precio. De seguir así las cosas en el PLD, este partido sigue dando un mal ejemplo de democracia.
Tanto que criticaban el estilo de Balaguer y ahora resultan los más autoritarios e intolerantes. Habría que recordarles que estamos a 10 meses de las elecciones y que el voto es secreto, además, en política los adeptos deben ser conquistados y atraídos por convicción, no por opresión. Estos casos son una prueba más de que ya se perdió el encanto, de que la pava ya no pone donde ponía, y si eso es a lo interno del PLD, imagínese usted afuera.
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