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CIUDAD DE GUATEMALA (Reuters) - Guatemala comenzó el domingo a votar para presidente entre un centroizquierdista que busca reducir la pobreza y un militar de derecha que propone mano dura para acabar con la violencia, que ha dejado medio centenar de muertos tan sólo durante el proceso electoral.
Alvaro Colom, del partido Unión Nacional por la Esperanza (UNE), y el general retirado Otto Pérez Molina, del Partido Patriota, están empatados en las preferencias, según uno de las últimos sondeos, para llevar las riendas del empobrecido país.
Pero ninguno de los dos candidatos alcanzaría la mayoría absoluta necesaria para triunfar, según los sondeos, que vaticinan una segunda ronda a celebrarse el 4 de noviembre.
Las elecciones, las terceras desde el fin de la sangrienta guerra civil (1960-1996) entre rebeldes izquierdistas y fuerzas de seguridad, llegan precedidas del asesinato de 50 políticos y militantes de varios partidos, atribuidos a narcotraficantes que tratan de infiltrarse en la política y a grupos armados.
Guatemala -con 13 millones de habitantes y donde la mitad vive en la pobreza- sufre una rampante violencia, que ha llevado a la pequeña nación a registrar una de las tasas más altas de asesinatos per cápita del mundo en el 2006, mientras las pandillas toman control de barrios enteros en ciudades.
Como muchos civiles se trasladan armados para protegerse, un periódico recordó el sábado que está prohibido entrar con armas a los más de 2,000 centros de votación, destinados a los 5.9 millones de guatemaltecos habilitados para sufragar.
Los centros de votación, que abrieron a las 7.00 hora local (1300 GMT) y cerrarán a las 18.00 (0000 GMT), eran vigilados por unos 18,500 policías y soldados.
Con su discurso de "mano dura" contra la delincuencia, Pérez Molina, un ex jefe de inteligencia militar que también comandó tropas en la guerra civil y hoy se proclama el "general de la paz," avanzó en los sondeos en las últimas semanas.
Colom, un ingeniero y empresario de 56 años, compite por tercera vez por la presidencia y su discurso se ha focalizado en aliviar la pobreza.
Desde los caseríos en la sierra donde los indígenas tardan unas 14 horas en llegar a las casillas, pasando por la jungla con pirámides de la civilización maya, hasta las costas del Pacífico y el Caribe, se instalaron casi el doble de mesas de votación comparado con los comicios del 2003.
Por eso, y a pesar de que el voto no es obligatorio, se espera una alta tasa de participación.
El próximo presidente recibirá un país exportador de café, con una economía estable pero con muchos rezagos que castigan a la población, en su mayoría indígena descendiente de mayas.
El Tribunal Supremo Electoral (TSE) dijo que no tenía una hora prevista para dar los primeros resultados.
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