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La correccional de Rafey casi está pintada, luego que resultara inundada por la crecida del río Yaque del Norte. |
SANTIAGO.- Esta noche, Carmen Rodríguez decidió hacer un sancocho. No repetirá la receta del 24 de diciembre, aunque sí guardó par de manzanas para compartir en familia.
Afanosa en los preparativos, fue al Hospedaje Yaque donde compró los ingredientes del caldo. Mientras ella arma el festín, los hombres de Rincón de Oro, uno de los barrios del sector Rafey afectados por la riada, se declaran incapaces de costear la última cena del año.
Reunidos frente a Rafey, el centro de corrección y rehabilitación donde pintan y reponen la verja arrastrada por el río Yaque, un grupo de hombres residentes en Rincón de Oro se quejan de que los 15 mil pesos que el gobernador de Santiago, José Izquierdo, ha repartido a familias damnificadas, no alcanzó para ellos.
“El gobernador nos dejó plantados en la Gobernación. Dijo que había dinero para los moradores de Rafey y luego se fue por la puerta de atrás”, aseguró José Rafael Alonso.
Francisco Reyes, de la junta de vecinos del sector, informó que en el barrio inundado por la súbita crecida habían 199 casas.
Asegura que duerme en el piso con sus dos hijas. Muy cerca de Francisco, en la iglesia San Pedro Nolasco, varias personas cargan fundas de ropa obsequiadas en el templo.
La calle Peatón 5 de Rafey está más despejada. Decenas de hombres y varias maquinarias, se emplean en la limpieza y acomodo de las vías y los pabellones de la cárcel de Rafey, anegados por el desfogue de la presa de Tavera que embraveció el cauce del Yaque.
El comedor, las divisiones de cemento que hacen de dormitorios y el área de odontología del recinto, fue pintada por los obreros, mientras otra brigada se encarga de reparar los protectores de hierro.
En el Monumento sí Horas antes de que Interior y Policía cerrara el colmadito de Témpora Peña en el barrio Los Platanitos, al Norte de la ciudad, porque vendió los fuegos artificiales que causaron lesiones a una niña, el síndico de Santiago, José Enrique Sued, invitó a su comunidad a disfrutar esta noche de un show, precisamente basado en las explosivas luces de los citados, atacados y defendidos materiales.
La cascada de luces auspiciada por el Ayuntamiento está pautada para las 12 de la noche.
La intención, según el funcionario, es “despedir el año y darle la bienvenida al 2008”. El área monumental, entorno que acoge el gozo nocturno de la ciudad, es el lugar donde, a título municipal, se despedirá el 2007 y se saludará el año entrante.
El centro
Desde ayer, “la ciudad”, como la gente de Santiago nombra al casco urbano, es recorrido por vehículos de la Policía tatuados con la frase “Soy un Policía ejemplar, sino llama a Asuntos Internos”. Falta el número, eso sí.
La calle Del Sol, una de las principales vías de “la ciudad”, tiene las aceras entaponadas de gente y tarantines donde venden correas, accesorios de celulares, gorras y otros artículos.
Los carros de la ruta A y la N que atraviesan una parte de la vía, se detienen donde consideran y entaponan la calle. Cientos de personas suben y bajan la calle Del Sol, lo cual supone un movimiento económico que tiene contentos a los comerciantes.
Hablando en nombre de ellos, Carlos Lora, presidente de la Asociación de Comerciantes del Centro Histórico, informó que a partir del 20 de diciembre “la economía se dinamizó”.
Expuso que los aguaceros de la tormenta Olga y la tragedia social causada por el desfogue de la presa de Tavera, trajo mucho luto a la ciudad, pero, con buen ánimo afirma que “del veinte en adelante, la gente olvidó el dolor y se lanzó a la calle a comprar”.
El abarrote no sólo es en la calle Del Sol. Las vías circundantes del Centro Histórico y estacionamientos en los supermercados ubicados en otras zonas de la ciudad, reflejan la fiebre de comprar.
Segun Lora, zapatos y ropa son los artículos que básicamente adquiere el pueblo.
“La gente compra para estrenar algo en diciembre e irse para el campo”, aseguró el comerciante que no precisa cifras monetarias, pero sí sabe que hoy, 31 de diciembre, la gente caminará por la calle porque las aceras no darán abasto para tantos sudores y pisadas.