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SANTO DOMINGO . El candidato presidencial del PRSC no se inmuta ante las críticas de que es amigo de repartir dinero en sus actividades proselitistas. Más que disgustarle, reivindica la efectividad de esa manera de concebir el quehacer político porque estima que es noble tender la mano a los más necesitados. “Mi estilo no lo voy a cambiar. Me gusta ayudar a los demás; es lo que siento. Es lo que me gusta”, dijo a pocos días de haber resultado electo candidato presidencial.
El desenfado verbal de Amable Aristy Castro al tratar un tema peliagudo que los demás políticos evaden con disimulo, ha provocado el enojo de un sector “iluminado” de la sociedad que pontifica acerca del daño que el clientelismo hace a los partidos y al país, pero que ellos mismos practican en las instituciones que representan. O acaso es un secreto que el rejuego de la política y el tráfico de influencias ha servido de trampolín para que figuras conspicuas de la llamada sociedad civil escalen posiciones y prácticamente asalten instituciones claves.
De ahí el embrollo que ha creado el surgimiento de un candidato que ha obligado a discutir el tema del clientelismo en un terreno inédito, el de la lucha por la Presidencia de la República, ya que era un asunto reservado a los "pesos livianos" de la política.
Un “play” más grande
Para estudiosos del acontecer político, la confianza que exhibe Aristy Castro luego de haber triunfado en la contienda interna de su partido, es lo que ha obligado a sus contrarios a atacarlo con fiereza, como se evidencia con la nueva ley de municipios, la auditoría de la Cámara de Cuentas a la LMD, la querella judicial en su contra y la de su hija, la incitación de la salida de Eduardo Estrella del PRSC, y la labor de zapa que hace un sector disidente del reformismo para montar en el carro de la reelección de Leonel Fernández a supuestos dirigentes inconformes que apoyaron a Estrella.
Se cree que Amable podría estar incurriendo en un error al proclamar el crecimiento de la popularidad de su candidatura y asociarlo con su foja de no haber perdido una batalla electoral. Según dice, está invicto en 15 contiendas. El error de cálculo radicaría en que su éxito ha sido en escenarios parciales en la provincia donde es un caudillo (ha sido electo dos veces para diputado y cinco para senador). Ha vencido también en la secretaría general de la Liga, pero ahora su reto es mayor al tratarse de la Presidencia de la República.
Debut auspicioso
A juzgar por los ataques que recibe y la atención que su candidatura ha despertado en los estrategas del Gobierno, que apresuraron la decisión de quitarle la LMD y tratan de intimidarlo con una auditoría, se puede decir que el Amable candidato presidencial ha tenido un debut auspicioso que ni siquiera la partida de Eduardo Estrella, quien parece se fue sin pena ni gloria, le ha quitado el empuje inicial.
La pregunta obligada es si Aristy Castro podrá continuar la “seguidilla” de 15 triunfos ahora que corre por la Presidencia. Además, está por verse en qué medida lo afectará el reclutamiento de "eduardistas" que está haciendo gente del Consejo Presidencial, apoyada por el Gobierno.
A los seguidores del hombre fuerte de Higüey sirve de consuelo que a finales de mayo pasado, tres semanas antes de las primarias del PRSC, la firma encuestadora Penn, Schoen & Berland, le otorgó un 11% de las simpatías del electorado nacional, porcentaje que si se mantiene o crece constituirá un dolor de cabeza para los que apuestan a que el 16 de mayo del año próximo todo acabaría en una primera vuelta.
¿Se trata de un espejismo o de una simple sugestión de un hombre que dice que nunca ha perdido cuando se ha sometido al escrutinio, al voto directo, de la población?
¿Estamos ante un político clientelista o se trata de un peso pesado que arriesga la faja con un partido que apenas alcanzó un 8% en mayo del 2004? Suena la campana.
Labor de zapa
El martes, durante una visita a Puerto Plata, el presidente Leonel Fernández, según refiere la prensa, se reunió con reformistas que apoyaron a Eduardo Estrella. Eso podría interpretarse como sonsacamiento, casos que no ocupan la atención de esa sociedad civil que dizque trata de adecentar el ejercicio de la política.
- Nelson Rodríguez
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